Horneando...
Me llamo Miriam,
Y soy la fundadora de Dulce de Libro, una pastelería artesanal con toques innovadores tanto en el proceso de elaboración como en la presentación del producto, pero como eje diferencial la calidad de la materia prima y el uso de productos de proximidad. Pero como en todo buen cuento se debe empezar por el principio, con un:
“Había una vez...” una niña con mucha imaginación e inconformismo, que creció, estudió gestión y creó una familia, pero que seguía soñando con hacer algo diferente, así que se embarcó en el mundo de la respostería; primero siendo una repostera autodidacta con su pequeño horno.
Viendo que a cada dulce que regalaba recibía magia en forma de agradecimiento, creyó firmemente en formarse en una escuela profesional para seguir aprendiendo, y poco a poco, se unieron varias de sus pasiones: la lectura y la repostería, creando Dulce de Libro.
Hoy hago postres para personas y empresas muy distintas. Y lo que más me gusta de ello es lo feliz que un dulce puede llegar a hacer a alguien. Eso, junto con la satisfacción de un trabajo bien hecho, es lo que da sentido a esta pastelería.